Cuando escuchamos la palabra autoestima, tendemos a asociarla con “alta” o “baja”. Así, cuando una persona tiene baja autoestima quiere decir que es insegura o que duda de sí misma. Por el contrario, suponemos que una persona con autoestima alta será aquella que muestre plena confianza en sí misma y sus capacidades.
Lo cierto, es que atribuirle estos términos nos crea una expectativa distorsionada de lo que significa tener autoestima. Lo primero, es entender que la autoestima no es algo estable, ni algo que se pueda clasificar en dos grupos de esa forma tan simple –alta/baja-. Podemos incluso hablar de diferentes tipos de autoestima en función del contexto en el que nos encontremos. En este sentido, tu hijo podría tener una autoestima diferente en el colegio, en casa, o cuando está con sus compañeros. Puede sentirse seguro en las relaciones con los adultos, pero inseguro en las relaciones con los iguales, por ejemplo. O sentirse seguro y capaz en los estudios, pero todo lo contrario en las relaciones interpersonales.
Entonces… ¿cómo podemos conceptualizar la autoestima? No se trata tanto de tenerla o no, o de que sea alta/baja, sino de entenderla. Autoestima no implica sentirte seguro en todas las áreas, en todos los contextos de tu vida, ni quiere decir que nunca cuestiones tus capacidades o necesites la aprobación de otra persona. Tendrás una autoestima más fuerte en la medida en que aceptes esta idea y asumas que habrá momentos donde dudes de ti mismo, donde necesites un apoyo externo, o donde no te sientas completamente capaz de algo. Si eres consciente de esto y te aceptas, abrazando tus fortalezas y debilidades, estarás reforzando tu autoestima.
¿Por qué es importante moldear la autoestima de nuestros hijos desde que son pequeños? Cuando más se desarrolla la autoestima es durante la infancia y la adolescencia, y cuanto antes prestemos atención a esta necesidad, más positivo será el impacto. Será clave para construir su personalidad, aunque con el tiempo pueda cambiar.
Para que uno sea consciente de qué es eso que debe aceptar o querer de sí mismo, primero tendrá que conocerse. Si queremos promover la autoestima de nuestro hijo, es importante que primero construya una identidad, un auto-concepto, que sepa quién es él, qué capacidades tiene, qué le gusta, qué no, etc. Esta es una misión importante para todos los padres.
¿Qué diferencias hay entre el auto-concepto y la autoestima? Auto-concepto es la descripción que hacemos de nosotros: “Yo soy”, “A mí me gusta”, “Soy capaz de” … Resulta más fácil de expresar, mientras que la autoestima conlleva carga emocional y, por tanto, asumir algunos aspectos de nuestro auto-concepto no siempre resulta sencillo. En este sentido, la autoestima será la manera en que juzgamos el auto-concepto que tenemos sobre nosotros mismos, y se verá influida por las expectativas e ideales que nos impongamos de manera personal y/o social. Es necesario insistir y recordar que cuando nuestros hijos son pequeños, la imagen que crean de sí mismos será la que nosotros les reflejemos. Por lo tanto, tenemos un papel muy importante en la construcción de su autoestima.
Para que nuestro hijo adquiera su propio auto-concepto, debemos permitirle conocerse, no solo a través de lo que nosotros le decimos, sino por lo que él hace y el efecto que tiene en su entorno. Si le animamos a explorar, equivocarse, descubrir… estará construyendo una idea sobre qué es capaz de hacer o qué habilidades tiene, entre otros. En ocasiones nos resulta difícil permitir a nuestro hijo explorar, porque eso conlleva experimentar sensaciones y emociones desagradables. Si bien, no podemos evitar todo sufrimiento a nuestro hijo, ni debemos hacerlo. Sí podemos ayudarle a encontrar soluciones, a gestionar sus emociones y a saber que está respaldado por nosotros. Todas estas vivencias harán que construya una identidad, y serán esenciales para que lo haga de forma positiva. Cuando descubra las cosas que es capaz de hacer, sentirá satisfacción hacia sí mismo y esto alimentará la estima hacia quién es él.
Y para terminar… ¿Cómo animarle a que explore el mundo, a pesar de los miedos o las amenazas del entorno? Lo primero será que se sienta seguro, querido y aceptado. Acéptale y anímale a alcanzar objetivos propios, a aprender, a relacionarse, a poner a prueba sus habilidades, a esforzarse. Para que sienta confianza en sí mismo, antes debe sentir la confianza de sus padres en él y en su capacidad para lograr sus metas.
Por lo tanto, para ayudar a tu hijo en este proceso, recuerda:
- Escucha de forma activa y valida sus emociones.
- Dale autonomía y responsabilidades, para que aprenda a tomar decisiones, a sentirse válido, capaz e importante.
- Refuerza sus logros, esfuerzos e intentos.
- Devuélvele una imagen positiva de sí mismo, evita compararle o etiquetarle.
- No le sobre-exijas ni sobre-protejas, anímale a hacer aquello que es adecuado o esperable según la edad en la que se encuentre.
- Establece normas claras y consistentes
Belén del Río
Psicóloga Sanitaria en Psicólogos Retiro (M-34984)