El periodo de desconexión que podemos estar viviendo gracias a los meses de vacaciones, es de gran ayuda para liberar la tensión y angustia que nos produjo aquel primer confinamiento. A pesar de ello, observamos como nada está claro, la incertidumbre del futuro y el miedo a un posible segundo confinamiento está ahí.
Desde entonces hemos recibido en consulta, demandas de angustia, tristeza, hipocondría diferentes miedos y fobias causados por esta pandemia que desde luego un segundo confinamiento no ayudaría a “reparar” lo ya causado.
Desde el campo de la psicología además de preocuparnos la salud física, nos alarma la repercusión mental. Durante meses, hemos dejado de tener el control de lo que sucedía, el colegio y el tiempo de los niños, la organización del día, los cambios y altercados laborales, la imposibilidad de desplazamientos y realización de vacaciones etc. En definitiva, una gestión de la incertidumbre que normalmente viene acompañada de una profunda tristeza, angustia y miedo.
Según las Autoridades Sanitarias la situación se complica y los contagios aumentan, si esto no cambiase, automáticamente nos alarma pensar en un segundo confinamiento, que desde luego podría tener una afectación mental más complicada ya que incrementaría un agotamiento mental y físico producido en parte por el primer confinamiento.
Desde entonces nuestra capacidad de resiliencia se ha visto afectada, hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance por adaptarnos y gestionar la incertidumbre pero la fatiga de un primer confinamiento genera cierto desequilibrio emocional ante la posible amenazada de un segundo. En consulta, nos llegan aquellas repercusiones generadas por la pandemia, pero que precipitaron sobre las circunstancias marcadas, una separación de pareja, malas relaciones familiares, conflictos de divorcio entre hijos, revivir o reexperimentar un trauma etc. que en el momento actual, se siguen intentando reparar y trabajar para funcionar lo mejor posible.
¿Qué recomendamos ante un posible confinamiento?
Por ello, es importante aceptar aquello que pueda estar por venir, tenemos en cuenta que no tenemos el control que nos gustaría para impedirlo, y aplicar lo que hemos aprendido puede ayudarnos a la gestión actual.
Como pautas principales destacaremos la organización diaria de quehaceres y espacios, sentir que tenemos el control de lo que vamos hacer nos hará estar más tranquilos. Seguir haciendo cosas que antes por falta de tiempo no se podía.
Mantener el contacto con la gente de nuestro alrededor, aprovechar tiempo para la descarga física, disminuir la sobreinformación de lo que sucede en la actualidad, trasmitir control y tranquilidad a los hijos, al fin y al cabo los papás son los grandes modelos de todo esto.
Poniendo en marcha las estrategias aprendidas o los recursos personales, podríamos afrontar un segundo confinamiento de una mejor forma, sin embargo es importante valorar nuestra situación y pedir ayuda cuando pueda ser necesario sin que exista la necesidad de llegar a una problemática más intensa y que nos interfiera de una forma más acusada, como es la depresión o ansiedad.
Desde Psicólogos Retiro seguimos a vuestro lado en este camino tan difícil y con tantos cambios, ¡Estamos para ayudarte! Puedes contactar con nosotros ante cualquier duda o dificultad que esta situación pueda ocasionarte, escribiendo a info@mmgpsico.es o llamando a 91 725 79 93 o 636 534 932.