¿Alguna vez has sentido que no estás a la altura de lo que se espera de ti?, ¿Has llegado a dudar sobre si realmente mereces los logros alcanzados?, ¿Has llegado a tener la sensación de que los demás saben mucho más que tú de un tema, aunque tú seas experto en la materia?, ¿Has pensado que no eres lo suficientemente bueno para desarrollar la actividad profesional a la que te dedicas?
Si te has sentido identificado con estas preguntas o han despertado tu interés, te animamos a que continúes leyendo para conocer el denominado “síndrome del impostor”.
El síndrome del impostor se identifica en aquellas personas que son exitosas según estándares externos, pero tienen una idea persistente de incompetencia personal, siendo incapaces de reconocer sus propios logros y su valía. Esto conlleva un miedo a que los demás descubran su hipotética falta de capacidad, lo que les hace sentir inseguros, llegando a temer que los demás consideren que no son auténticamente hábiles o inteligentes, sino unos impostores.
A pesar de que a diario se encuentran con constantes pruebas de su competencia y de sus capacidades, estas personas están convencidas de que son un fraude y no merecen los logros conseguidos. Una de sus principales dificultades es que externalizan el éxito, atribuyéndolo a factores externos en lugar de aceptar la propia aportación y responsabilidad personal en la consecución del mismo. Esto se puede observar en las conductas de rechazo del éxito, en las que lo atribuyen a otras circunstancias, aunque los demás les indiquen lo contrario, por ejemplo:
- La suerte o la coincidencia.
- Habilidades sociales como el carisma o la astucia.
- Errores en la percepción de los otros o las circunstancias.
En muchos casos, el éxito no se llega a celebrar ni compartir con su círculo más cercano.
A la hora de enfrentarse a una tarea de mayor o menor dificultad, estas personas tendrán unas expectativas de fracaso ante situaciones habituales de excelente rendimiento. Esta situación puede ocasionar un sentimiento de:
- Desmotivación asociada a la falta de confianza personal.
- Ansiedad, tristeza y desesperanza.
- Insatisfacción permanente.
Aunque este síndrome suele relacionarse con el ámbito académico y laboral, el síndrome del impostor puede mostrarse en las diferentes áreas de la vida de una persona: académica, laboral, social, familiar, pareja, etc.
Algunos de los factores relevantes asociados a la aparición de este síndrome son los siguientes:
- Baja autoestima y poca confianza en uno mismo.
- Niveles altos de perfeccionismo.
- Padres críticos y exigentes con el desempeño de los hijos en diferentes actividades.
- Inseguridad por anteriores experiencias vividas en las que se ha llegado a dudar de la competencia personal o no se ha llegado a alcanzar el rendimiento esperado: familia, historial académico, relaciones sociales, colegio, etc.
- Experiencias de constante comparación.
- Experiencias en las que el fallo era castigado de manera desmesurada, pudiendo ir acompañado de mensajes desvalorizantes.
¿Qué podemos hacer para empezar a tomar conciencia y trabajarlo?
A continuación, te detallamos cinco ideas para mejorar este aspecto:
Desmitificar el fracaso. Es importante concebir el fracaso como una parte natural del proceso de aprendizaje y ser capaces de reconocerlo con el objetivo de mejorar y crecer.
Modificar nuestro lenguaje interno. Frecuentemente tendemos a lanzarnos mensajes críticos, hostiles y llenos de etiquetas negativas que distan mucho de la forma compasiva y cariñosa que empleamos al hablar con los demás. Sería interesante identificar cómo nos hablamos cuando las cosas no salen como queremos y modificar nuestro discurso tratando de incluir la autocompasión.
Comenzar a valorarnos. Te proponemos que hagas una lista con todas tus cualidades y fortalezas. Si no se te ocurren demasiadas, puedes preguntar a tu círculo más cercano, seguro que te sorprendes.
Rebajar la autocrítica. Probablemente te pongas metas muy exigentes y te repitas que tus trabajos “siempre pueden estar mejor”. Te proponemos establecer metas a corto plazo y realistas, que te acerquen a tus objetivos, y mientras trabajes en ellas, recuérdate que por cada logro estás más cerca de tu objetivo final.
Identificar y valorar los logros conseguidos hasta el momento. Trata de recordar todos los logros conseguidos a lo largo de las distintas etapas de tu vida en diferentes áreas: personal, pareja, ámbito social, laboral, etc.
Si te has sentido identificado con el síndrome del impostor y quieres deshacerte del malestar que te provoca y mejorar así tu relación contigo mismo, no dudes en contactar con nosotras y estaremos encantadas de ayudarte en este proceso.
Paula Sánchez Martín (M-35176)