Mi hijo adolescente está cambiando, ¿Qué puedo hacer?- Psicólogos Retiro

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Una vez comenzada la pre-adolescencia y con ello la adolescencia, los menores se ven a sometidos a numerosos cambio, entre ellos los que afectan a su desarrollo físico, intelectual así como al desarrollo social y emocional.

Es una etapa de muchas inseguridades y duda en todos los aspectos de su vida, es difícil saber lo que se quiere y en ocasiones no se cuenta con la competencia necesaria como para afrontar o tomar decisiones, por lo que es fácil cambiar de decisiones constamente. A veces observamos a nuestros hijos comportándose como adultos y en otras ocasiones como demasiado niños.

Aparecen grandes altibajos emocionales y se consideran el eje central en muchas de las situaciones, lo que muchos autores denominaron el egocentrismo social. Aparecen exigencias sociales mayores que en etapas anteriores, se les pide mayor autonomía y responsabilidades que en ocasiones ellos mismos necesitan y quieren tenerlo lo que les lleva a la rebeldía y a la ruptura de normas con los adultos. Es una etapa en la que la familia pasa a un segundo plano, las relaciones sociales y sus grupos de iguales pasan a ser su principal fuente de apoyo. Otra de las características principales durante este proceso es la apertura a la experiencia, aparecen un sinfín de curiosidades y oportunidades que conocer aumenta el interés por probar, conocer y experimentar sobre lo que pasa alrededor, unido a esto y algo tan temido por los padres, es la poca percepción de riesgo que se experimenta.

Pero entonces, siendo padres ¿cómo podemos actuar?

Es normal encontrar en los padres diferentes emociones, aparece el miedo ¿Dónde estará?, ¿Qué hará?, no puedo controlarle… Culpa, ¿Tal vez no hice lo suficiente?… Inutilidad ya no me cuenta sus cosas, no confía en mí… Desesperación cuando será un chico responsable, cuando se pasará esta etapa.

Los adolescentes están construyendo su propia identidad, lo que les obliga a desplazar su grupo de referencia y adoptar ciertos comportamientos rebeldes, es conveniente que los padres se sitúen en un punto intermedio entre la restricción y la permisividad. Aunque cueste creerlo, los adolescentes necesitan que se les marquen ciertos límites, como hemos comentado anteriormente en muchas ocasiones no saben cómo responsabilizarse de todas las obligaciones sociales y demandas personales, ante las diferentes conductas de riesgo que pueden llevar a cabo, es recomendable que los padres siempre se muestren con una actitud observadora, pero sin dar la sensación de estar controlando en todo momento.

Las normas y los limites deben ser claras y concretas y el incumplimiento de la norma, siempre tiene que estar sujeto a unas consecuencias acorde con la acción (siempre a corto plazo y siendo una penalización efectiva). Negociar con los adolescentes, es una técnica estrella y eficaz en esta etapa, esto no quiere decir dejarles hacer lo que quieran o que ellos mismos planifiquen sus normas, si no hacerles participe de las decisiones que como padres se toma.

A pesar de que el grupo de iguales se desplaza, la comunicación apoyo y respeto de los padres sigue siendo fundamental, un pilar imprescindible al que acudir en caso de necesitarlo. Para ello, es importante fomentar la comunicación pero sin llegar a cuestionar ni juzgar.

Por último, recordar que están sometidos a cambios continuos y que es una etapa fundamental para desarrollar la autoestima, por lo que es importante reforzar este aspecto, apoyar sus gustos, preferencias, fomentar que se valoren como lo que son y con cada cambio positivo que avanzan, ayudarle a ser él mismo y no como nos gustaría que fuera.

El vídeo de la semana, tratará sobre cómo podemos fomentar la autoestima del menor ayudándole a crecer en esta etapa. Esperamos que haya sido de gran utilidad.

Laura Montero

Licenciada en psicología M-26668