¿Por qué me siento tan irritado? Psicólogos Retiro

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En la mayor parte de las situaciones, entendemos la definición de irritabilidad como una conducta alterada que manifiesta una persona, es usualmente relacionada con la agresividad, hostilidad, mal temperamento, ira o incluso intolerancia.

El enfado y la irritabilidad alteran la mayor parte de las relaciones interpersonales y familiares, pueden tener una gran influencia en el desempeño laboral o académico, les lleva a decir cosas que no sienten o que se avergüenzan, generando una bajada de autoestima y una sensación de falta de control emocional.

En artículos anteriores, hemos expresado que todas las emociones tienen la necesidad de aportarnos una función, un motivo por el cual se manifiestan en nosotros, es por ello que la irritabilidad tiene su función adaptativa, indicando que aquello que ha sucedido o a lo que nos mostramos expuestos, no nos “gusta” y deseamos que se produzca un cambio.

Pero al igual que en el resto de emociones, ¿Cuándo se convierte en un problema?, cuando es demasiado intensa, sucede con demasiada frecuencia, dura demasiado tiempo, echa a perder relaciones sociales o empleos, y conduce en su mayor parte a la violencia o episodios agresivos.

Pongamos un ejemplo para entender la irritabilidad y que procesos son los que intervienen en ella; supongamos que vamos conduciendo y nos encontramos un atasco en la carretera por obras, a lo que podemos pensar ¡Esto es increíble!, ¡Justo ahora con la prisa que tengo!, ¡No tienen otro momento de realizar las obras que cuando más gente pasa! Al pensar de este modo, creemos que las personas que trabajan en las obras son las causantes de nuestro problema.

En el fondo se está produciendo un engaño a nosotros mismos, porque en realidad lo que nos enfada no son los operarios que realizan las obras, si no el modo en que interpretamos dicha situación y lo que pensamos sobre ellas. No son los acontecimientos externos, si no la percepción que hacemos de la situación, dichos pensamientos son los que provocan nuestra respuesta emocional.

La irritación, al igual que el resto de emociones, es la consecuencia directa de nuestros pensamientos, creencias, atribuciones. Entre lo que sucede en el mundo exterior y el cómo me llego a sentir. Por normal general, ocurre sin darnos cuenta ya respondemos a este hecho de la misma forma. Aprendemos hacer de este modo, lo repetimos una y otra vez, por lo que resulta difícil cambiar la forma de interpretar los hechos que suceden, si no se realizamos un trabajo extra, aprendiendo a reemplazar estos pensamientos distorsionados por otros más funcionales y adaptativos, produciendo menos irritabilidad y más autocontrol.

¿Qué clases de distorsiones o pensamientos erróneos son los que se producen en estos casos?

  • Magnificación de lo negativo

Percibimos los acontecimientos de una forma muy extrema, y negativa. El “contratiempo” que puede suponer llegar tarde al trabajo es únicamente algo ocasional, pero lo consideramos como un suceso terrible y difícil de soportar.

  • Exigencias y órdenes

Cuando aparece este tipo de pensamientos consideramos que el mundo debería ser, tiene que ser, necesita ser, esperamos que sea, de una determinada manera.  Un motivo muy principal de ira es cuando el mundo no encaja en nuestras expectativas, e intentamos coaccionar y forzar que el mundo encaje en un determinado molde.

  • Sobregeneralización

En este caso, llegamos a conclusiones sobre acontecimientos, personas, nosotros mismos o el tiempo, que van más allá de las características del momento. “Es que siempre llego tarde al trabajo por culpa de las obras”.

  • Atribuciones erróneas

Las personas que se enfadan con facilidad, suelen tomar conclusiones apresuradas o explicaciones egocéntricas sobre los acontecimientos, respondiendo a ellas como si fueran ciertas. “Probablemente mi jefe no me salude porque he llegado 10 min tarde a causa del atasco”.

  • Pensamiento de “todo” o “nada”

En este caso se suelen codificar los acontecimientos en términos dicotómicos o extremos. Cuando un acontecimiento no confirma el polo positivo, por oposición consideramos el polo negativo, recurrimos al otro extremo sin valorar alternativas que puedan influir. Si pienso, que si llego tarde soy un fracaso y no merezco el puesto de trabajo, sentiré una gran derrota o fracaso.

Con el vídeo de la semana, aprenderemos diferentes formas de controlar estos pensamientos y hacer que no desencadene siempre, en una interpretación errónea generando y fomentando esta irritabilidad.