Responsabilidad afectiva en las relaciones

Gabriela PiedimonteBlog

Tener en cuenta cómo nuestros actos afectan a los demás, así como poder expresar cómo nos sentimos es fundamental para establecer y mantener relaciones afectivas sanas.

¿A que nos referimos cuando hablamos de responsabilidad emocional o afectiva?

A la manera en la que nos comportamos en nuestras relaciones teniendo en cuenta los siguientes conceptos: respeto, equilibro y cuidado mutuo, reforzando de esta manera los vínculos sanos y evitando derivar hacia las llamadas relaciones tóxicas.

Siempre que establecemos relaciones íntimas, bien sean familiares, de amistad y en especial de pareja, estamos generando vínculos emocionales que suponen satisfacciones, pero también dilemas y conflictos. Saber gestionar estos últimos de manera cuidadosa para las dos partes es un ejercicio de responsabilidad afectiva. Se trata de hacernos cargo de nuestras emociones, pensamientos y actos y de como todos ellos afectan al otro; además de tener en cuenta los sentimientos y necesidades del otro.

¿Se puede trabajar la responsabilidad afectiva?

Dado que hablamos de una manera de comportarnos en nuestras relaciones, es algo que aprendemos desde pequeños y vamos desarrollando y explorando en todos los vínculos y relaciones que establecemos a lo largo de nuestra vida.

Claves para trabajar la responsabilidad emocional:

  • Empatía: fundamental para poder validar al otro y a sus emociones, y esto ayuda a establecer una relación equilibrada y sana.
  • Comunicación honesta: imprescindible para evitar que el amor se convierta en una batalla emocional entre dos personas. La comunicación debe ser bidireccional y sincera, evitando engaños y juegos emocionales peligrosos.
  • Evitar sufrimientos innecesarios: es normal que a lo largo de una relación los sentimientos e intenciones puedan ir cambiando y evolucionando, es por ello que cuando el cambio es considerable es necesario ser honesto y hablarlo, aunque sea costoso, para evitar sufrimiento en la medida de lo posible a la otra persona.
  • Establecer límites y respetarlos.
  • Asumir el conflicto: es imposible que en una relación todo sea diversión y felicidad, hay que dejar un espacio al conflicto para poder manejarlo y asumirlo; esto además ayuda al compromiso y seguridad en la relación.

Es importante recordar que la responsabilidad afectiva nos lleva a tener en cuenta a la otra persona y sus emociones, dándole un espacio necesario en la relación y validándolas y legitimándolas; pero no nos lleva a responsabilizarnos de ellas. Es habitual que en algún momento “prioricemos al otro”, sus necesidades y emociones, eso forma parte del cuidado y del amor, pero siempre y cuando no se haga desde la obligación y de manera sistemática, porque entonces sería un problema.

¿Cuándo tener en cuenta la responsabilidad afectiva?

Es más fácil de identificar y aplicar en el contexto de relación de pareja, pero está presente en todas nuestras relaciones: familiares, amistades e incluso otros entornos como el trabajo. A medida que somos conscientes de como nos sentimos con los actos del otro y tratamos de expresarlos de manera asertiva, ayudamos a construir una relación saludable basada en la comunicación y respeto.

En definitiva, la responsabilidad afectiva podría definirse como el equilibrio que encontramos entre tener en cuenta lo que piensan y sienten los demás y lo que pensamos y sentimos nosotros; y esto no siempre resulta fácil, sobre todo en las relaciones románticas.

Es por ello que es habitual haber vivido situaciones totalmente contrarias, en las que nos hemos podido responsabilizar en exceso; también en las que el otro no nos ha proporcionado la información que necesitábamos para poder entender lo que está sucediendo; o incluso situaciones en las que se nos ha invalidado, anulado o en las que el otro simplemente desaparece, especialmente a través de las redes. Es habitual que todo ello genere culpa, ansiedad y sensación de vacío e incomprensión. Puede ser que estas heridas sanen solas a través de nuevos vínculos o relaciones o que se suceda todo lo contrario y se convierta en un patrón a lo largo de nuestras relaciones, y si este es el caso es conveniente poder entender desde donde estamos vinculando y aprender nuevas maneras más saludables.

Si te has sentido identificado con este post o crees haber reconocido a alguien en él y no sabes cómo ayudarte o ayudarle, os invitamos a que os pongáis en contacto con nosotras y desde Psicólogos Retiro estaremos encantada de ayudarte.

Laura Goñi Pérez

Nº colegiada: M-27776

Psicóloga con habilitación sanitaria