¿Cómo se viraliza el acoso laboral?

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Estos días hemos conocido la noticia de una mujer trabajadora de Iveco que no encontró otra salida ante la grave situación de acoso que sufría. No ha sido el único caso, porque si nos remontamos a no mucho atrás encontraremos situaciones similares. Aunque los medios de comunicación hablan de suicidio, entendemos que este prisma pone el foco en la decisión individual de esta mujer y no tanto en aquellos compañeros de trabajo que participaron en esta desgracia. Hablamos por lo tanto de acoso laboral, pero también de género, ya que la forma de acosar fue a través de la publicación de un vídeo sexual de la trabajadora. Como veremos, no tiene las mismas consecuencias publicar este tipo de contenidos cuando se trata de un hombre que cuando se trata de una mujer.

El acoso laboral o “mobbing” puede darse en distintas direcciones. Entre trabajadores en niveles superiores (ascendente o descendentemente) o bien entre iguales. Dado que generalmente lo esperable es el apoyo entre iguales, este último tipo de acoso es quizás uno de los que más consecuencias a nivel psicológico tienen: pueden ir desde la desmotivación hasta depresión, ansiedad severa o incluso el suicidio. Cuando se trata de acoso con contenido sexual de por medio y está dirigido a mujeres, aparecen además otras consecuencias:

  • Sentimiento de miedo por dejar de tener control sobre tu vida privada.
  • Sentimiento de culpa porque el entorno te señala como si hubieras hecho algo mal
  • Sentimiento de vergüenza porque para las mujeres, vivir su sexualidad de manera libre y abierta sigue estando penado culturalmente.

En el caso de que la víctima hubiera sido un hombre, quizás sintiera cierto miedo por lo relacionado con la privacidad, pero el juicio de su entorno sería muy distinto. Culturalmente es deseable que los hombres tengan cuantas más relaciones sexuales, y hacerlo público puede reforzar un estatus positivo.

Si además se viraliza, afecta no solo a la esfera laboral, sino también a las redes familiares, de amistad y todas las demás. Pero ¿cómo se viraliza? Tenemos que hablar de aquellas personas que han visto y compartido el material, tanto ese vídeo, como muchos otros que a diario llegan a los grupos de Whatsapp y redes sociales. Al igual que en los casos de acoso escolar o bulling, en el mobbing encontramos que los actores secundarios juegan un papel muy importante, tanto para potenciar el daño como para pararlo. No podemos dejar de preguntarnos qué hubiera pasado si los observadores-participantes hubieran actuado de manera distinta. Si alguien en el trabajo hubiera dado un paso al frente en apoyo de su compañera y afeando la conducta de los demás. Muchas veces, la intención de la persona que utiliza estos métodos es conseguir la exposición pública, y volver al entorno de la víctima en su contra. Si como personas y como grupo comprendemos esto, haremos que la gravedad de estos casos disminuya.

Si presencias una situación así:
  • Muestra tu apoyo a la víctima. Hazla saber que las únicas que han hecho algo mal son aquellas personas que han difundido el material.
  • Si te llega un contenido así expresa tu rechazo ante la persona que te lo envío. Recuérdale los posibles daños que puede generar.
  • Si es a través de un grupo, recuerda no dejarte llevar por la presión grupal. A veces es más cómodo callar y no discutir, pero hay situaciones que lo requieren.
  • No compartas este tipo de material, rompe la cadena.
  • No busques en internet, muchas páginas monetizan estas búsquedas. Haz que no sea rentable.
Si sufres una situación similar:
  • Recuerda que no estás sola. Trata de buscar alianzas porque seguro que hay gente que te comprende.
  • Tienes derecho a vivir tu sexualidad como a ti te apetezca. A lo que no hay derecho a es a violar la intimidad de los demás y agredir de ninguna manera.
  • Siempre tenemos posibilidad de sanarnos. Aunque la situación sea límite y no se vea ninguna salida, siempre la hay.
Jacobo Blanco, psicoterapeuta de Nara Psicología