“Se el cambio que querrías ver en el mundo”
M. Ghandi
En 1964 el profesor Catalán Lloren Vidal declara el 30 de enero como el día escolar de la paz y la no violencia. La iniciativa, no gubernamental, tenía como objetivo visibilizar y reivindicar la cultura de la no violencia como un pilar fundamental en la creación de la sociedad del futuro.
Aunque cabe destacar que el sistema educativo en muchos aspectos se ha quedado obsoleto y necesita cambios urgentes que acompañen al desarrollo del ser humano, es cierto que cada vez nos encontramos más lejos del castigo severo y el autoritarismo para acercarnos a unos modelos educativos más aterrizados, creativos y constructivos. Educar en la no violencia implica transmitir valores como el respeto, la empatía y la igualdad que ayuden a pasar de un modelo de enseñanza patriarcal y jerárquico a uno mucho más integral y humano.
Un día como es el 30 de enero, donde nuestra población más pequeña es la que reivindica una sociedad más pacífica y más justa, podría servirnos como un catalizador para abrirnos la puerta a la reflexión a la población adulta. Actualmente seguimos viviendo en un mundo donde la violencia machista, el racismo y el bullying, junto a otros tipos de violencia, forman parte de nuestro día a día. Sigue siendo habitual competir en vez de cooperar, rechazar al diferente y utilizar la violencia como un único método para resolver conflictos.
Desde el campo de la psicología son varios los autores que ponen de manifiesto la importancia que tiene el aprendizaje por observación en el desarrollo de las personas, especialmente durante la infancia. La gran mayoría de habilidades y conductas que adquirimos y ejercemos cuando somos pequeños/as dependen de la observación de la conducta del otro/a.
Este tipo de aprendizaje social, llamado aprendizaje por modelado, pone de manifiesto la trascendencia que tiene cada uno de nuestros actos cotidianos a la hora de participar en la construcción de una sociedad mejor. Somos referentes educativos de nuestra población. Para ello, necesitamos revisarnos de una manera continuada, aprender nuevas formas de relacionarnos basadas en el respeto y la igualdad, cultivar la empatía, adquirir diferentes herramientas para gestionar los conflictos, reivindicar los buenos tratos e integrar, como pilar fundamental los derechos humanos.
Por ello, resulta importante incorporar en nuestro repertorio la célebre cita de Ghandi que abre este artículo ¿Eres el cambio que querrías ver en el mundo?