¿Cómo gestiono los conflictos familiares que se dan durante el confinamiento? – Psicólogos Retiro

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Debido a la situación actual presentada por el Covid-19, es muy habitual encontrar conflictos entre las familias y las parejas.

Durante prácticamente dos meses nuestros hábitos y rutinas diarias se han visto alterados, y ha supuesto pasar prácticamente todo el tiempo en casa conviviendo los unos con los otros. A pesar de que una convivencia de por sí, puede ser más o menos complicada el confinamiento ha podido agravarlo, presentar angustia, miedo, preocupación, incertidumbre… precipita o altera nuestro estado natural.

Pero no todo es negativo, nos ha facilitado pasar más tiempo en pareja, conocer más a fondo a nuestros hijos, valorar nuestros propios recursos para hacer frente a las distintas demandas etc.

Hoy dedicaremos este artículo, a cómo mejorar esta convivencia familiar cuando se dan conflictos y como ayudar a los más peques en la gestión diaria.

En primer lugar, es importante conocer ¿cuál es nuestra nueva realidad? ¿Qué objetivos tenemos ante la nueva situación que se está dando? Estamos ante un momento en el que implica renunciar a muchas cosas, a ver a nuestra familia y amigos como nos gustaría, a no poder hacer esos viajes planeados, no pasear o hacer actividades como haríamos normalmente, no acudir a nuestro puesto de trabajo etc. El aceptar esta nueva realidad y todo lo que conlleva, es un proceso que comenzó desde el primer día de confinamiento y continuará durante muchos meses en adelante.

Aunque la desescalada nos permita ir normalizando hábitos que ya teníamos, se presentarán otros factores a los que también tendremos que renunciar: no poder dar un abrazo o un beso a ese familiar tan querido, el reunirnos con tanta gente como nos gustaría, el destino de ese viaje pendiente, ocio etc. Es normal que nos pongamos tristes, es habitual que necesitemos de un tiempo para aceptarlo, pero el componente optimismo es fundamental para dejarnos ver una esperanza de cambio en todo esto.

Durante la convivencia se producen conflictos, entendidos como estados de alarma, algo va mal y necesita ser abordado de otra manera. Teniendo en cuenta que nuestro objetivo es garantizar un bienestar emocional y una armonía familiar. ¿Cómo respondemos ante el conflicto?

Un aspecto fundamental es tener en cuenta nuestras emociones, en muchas ocasiones no estamos conectados con el momento o emoción de la otra persona, entender esto es algo importante, ya que nos garantiza respetar los momentos de cada uno y proceder al cambio cuando ambos, estemos disponibles.

En los niños, poner nombre a lo que les enfada o lo que les hace sentir tristeza, es tarea difícil. Por ello es importante, no fijarnos siempre en la conducta de los más peques. Un problema de conducta, no siempre es un acto de rebeldía sino una forma de expresar cómo se siente, en este caso nos planteamos dar un paso más  ¿qué están intentado expresar?, ¿cómo se está sintiendo? Quizás, es su forma de decir lo que echa de menos, como le altera el cambio o que no entiende del todo lo que sucede.

El papel de los papás ante la gestión de un conflicto, es determinante. No tener miedo al conflicto sino valorarlo como una oportunidad de cambio, permitiendo que tanto niños como adultos, creen un espacio para expresar lo que ha sucedido sin encontrar culpables, si no para expresar y garantizar seguridad en las relaciones. Tengamos en cuenta que cuando enseñamos a los más peques nuestra capacidad de gestión ante un conflicto, su modo de actuar será parecido ya que somos modelos para ellos.

Nuestro objetivo principal es garantizar, que los conflictos puedan resolverse en familia. ¿Qué puede ser útil en estos momentos? Lo primero no buscar culpables.

  • La comunicación, facilitar espacios para que todos los implicados en el conflicto expresen su postura.
  • Concretar horarios o momentos para expresar las necesidades de cada uno.
  • Expresar nuestro enfado pero siempre regulado, nunca con una alta intensidad. Ya que para los más pequeños, este aspecto asusta y no les enseñaremos a gestionar y a expresar su enfado correctamente.
  • Facilitar hablar desde la emoción, no pasa nada porque los niños nos vean tristes, enfadados o contentos pero siempre sintiendo que tenemos el control de la emoción.
  • Actuar en de modelos en todo momento ante los más peques.
  • Escuchar tanto al otro como a uno mismo.
  • Evaluar todas las propuestas que puedan surgir ante el cambio, luego negociaremos para llegar acuerdos.
  • Reparar el conflicto si no se puede resolver, un abrazo, un perdón, una caricia.
  • Respetar los espacios y el momento de cada miembro.

A pesar de que la convivencia se haga en familia, la necesidad de mantener los roles personales de cada uno es necesario para garantizar un mayor equilibrio emocional.

En conclusión, valorar cada conflicto como una oportunidad de cambio, el problema no es que se den si no como lo gestionamos. Tengamos en cuenta que cuando un conflicto no se repara, acaba sumando y manteniendo tensiones, generando una mayor angustia en la convivencia.

Desde Psicólogos Retiro, queremos seguir acompañándote en este proceso y sobretodo a garantizar un equilibrio en tu salud mental, ya que es imprescindible para conseguir una mejor gestión y equilibro familiar. Por ello, no dudes en consultarnos todo aquello que necesites ¡estaremos encantados de poder ayudarte!

Laura Montero M-26668

Psicóloga Clínica y de la salud. Experta en pareja y familia.