“Cambiar de respuesta es evolución. Cambiar de pregunta es revolución.” Jorge Wagensberg
“El secreto en la vida no es dar respuestas a viejas preguntas, sino hacernos nuevas preguntas para encontrar nuevos caminos”. Einstein
Saber formular buenas preguntas y saber hacerse las preguntas adecuadas en nuestra vida personal, social o laboral puede ser sinónimo de avanzar, de crecer, de reaccionar en la dirección adecuada y puede generar un impacto muy positivo en nosotras/os y en los/as demás. Por el contrario, equivocarse en su planteamiento puede implicar estancarse, bloquearse, o estar atrapada en un círculo vicioso que se retroalimenta a sí mismo.
Sin embargo, la mayoría de las personas no estamos acostumbradas a buscar ni hacer las preguntas adecuadas a cada situación, porque desde la infancia se nos fomenta lo contrario, el encontrar las respuestas correctas a las cosas como equivalente a buscar la solución. En muchas ocasiones, no somos conscientes de la importancia y el alcance que puede tener el hacerse una buena pregunta. No nos imaginamos el cómo ésta puede ayudarnos a analizar una situación problemática en profundidad, cuestionar nuestras decisiones y visiones, ampliar nuestro campo de reflexión y entender la realidad desde una mayor toma de conciencia que abarque nuevos análisis y se enriquezca de nuevas perspectivas y puntos de vista.
Mario Borghino en su libro “El arte de hacer preguntas”, explica que algunos de los motivos por los que normalmente algunas personas rehúsan hacerse preguntas son:
- No quiero exponerme ante los demás y que parezca que no sé de algo.
- Aprendí que impresiono más si contesto y doy mi punto de vista.
- No hago muchas preguntas para no meterme en problemas.
- No quiero que piensen que realizo un interrogatorio o que intento manipular.
- No sé cómo obtener información de las personas que no conozco a través de preguntas.
- No sé qué preguntas formularme para conseguir mis metas.
- A las personas no les gusta que les hagan preguntas, se sienten interrogadas.
Sin embargo, ser personas curiosas y saber hacer buenas preguntas, nos permite descubrir cosas nuevas. Grandes decubridoras/es y líderes/as deben tener la capacidad de reconocer que no lo saben todo y ser conscientes de la importancia que tienen las preguntas para ampliar su conocimiento.
Pero hacernos preguntas no solo nos sirve para obtener respuestas concretas, las preguntas pueden aportarnos mucho más:
- Cuando preguntamos con interés y humildad estamos abiertos a nuevos puntos de vista, eso nos ayuda a interesarnos y escuchar a los/as demás, haciéndonos más empáticas/os y mejorando nuestras relaciones. Y ese interés estimula a que el resto exprese sus propias ideas más abiertamente.
- La investigación y el aprendizaje se basan en obtener nuevos conocimientos y eso solo podemos lograrlo preguntando. Por ello, las preguntas son la base del aprendizaje, la enseñanza y la investigación.
- Ser capaces de hacernos a nosotras/os mismas/os preguntas nos ayuda a conseguir nuestros objetivos y superar nuestras limitaciones.
- La comunicación no debe centrarse en expresar, sino en preguntar y escuchar para obtener distintos puntos de vista y poder ponerlos en común. Las preguntas nos ayudan a mejorar la comunicación dentro de una organización o equipo. Además, crean un ambiente de reflexión y estimulan la búsqueda de respuestas, en lugar de ofrecer soluciones precipitadas.
- Sin duda, las preguntas son esenciales para desarrollar o potenciar la creatividad y la innovación. Preguntar nos ayuda a encontrar nuevas respuestas y eso es muy útil en las sesiones de brainstorming, workshops creativos, etc.
El arte de preguntar nació con Sócrates, por lo tanto, no es algo nuevo, el problema es que con el paso de los años hemos dejado de darle la importancia que realmente se merece. Sócrates afirmaba que lo más importante que había hecho en su vida era enseñar a las personas a preguntar, y nosotras queremos seguir sus pasos para que las preguntas vuelvan a ser algo esencial en nuestras vidas.
En la terapia, las respuestas también pasan a un segundo plano y el papel protagonista se lo llevan las preguntas, porque una buena pregunta, aunque de ella no se obtenga respuesta alguna en ese momento, genera cambios en la percepción de las personas. Se hace referencia al método socrático en terapia para referirnos a cómo se va estimulando la reflexión del/la paciente indagando en su narrativa a partir de enlazar preguntas que permiten ir quitando capas e ir llegando a los puntos clave. La/el terapeuta, hace de guía mediante un tipo de preguntas que conducen el pensamiento hacia la raíz y favorecen que la persona profundice en su psique. Es un método que invita a la reflexión, al cuestionamiento y a la introspección. Todas ellas son herramientas fundamentales en psicoterapia y están muy enfocadas a que la persona se conozca más a sí misma, y sea ella misma quien llegue a sus propias conclusiones, así como a desarrollar sus propios recursos. El objetivo es que la persona llegue a las respuestas que necesita por sí misma o bien sea capaz de reconocer que aún no dispone de las esas respuestas que necesita, y pueda reconocer que aún no sabe qué quiere o qué necesita. Las buenas preguntas ponen el foco en la solución sin negar ni restar importancia al problema, las buenas preguntas empatizan y validan, las nuevas preguntas pueden ayudar a definirte mejor, ¿te atreves a cambiar tus preguntas?
Irene Hernández Arriero