En la actualidad, cada vez hay una mayor visibilidad y concienciación sobre la violencia de género, pero, ¿realmente sabemos qué es la violencia de género?, ¿qué es el ciclo de la violencia?, ¿cuáles son las consecuencias psicológicas que pueden tener las víctimas?, ¿en qué consiste el tratamiento psicológico?
Según la Organización Mundial de la Salud (1993), se define violencia de género como: “todo acto que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vía pública como la privada”.
Este fenómeno lleva existiendo desde épocas muy remotas en las que ya hay conocimiento de la atribución de características distintas a hombres y mujeres. Famosos escritos de la literatura y filosofía antigua ponen de manifiesto la cultura de la época, donde primaba la superioridad del hombre frente a la mujer. Un ejemplo de ello puede ser un escrito de Santo Tomás de Aquino (S.XIII): “La mujer está sujeta al hombre por su debilidad física y mental”.
Un aspecto importante en el ámbito de la violencia de género es el concepto de la socialización diferenciada (García, 2018), término que hace referencia a que no se ha producido una educación igualitaria ni un trato similar a los hombres y mujeres a lo largo de la historia. Todo esto, cobra sentido al observar circunstancias cotidianas que se pueden, con frecuencia, ver a nuestro alrededor. Por ejemplo, en la asignación del color rosa para las niñas, y el azul para los niños; o en la elección de los juguetes, la muñeca para las niñas y los coches para el niño, etc. De ahí, la notable importancia e impacto que tiene la educación en este fenómeno, y su papel clave en la prevención y eliminación del mismo.
En la actualidad, la violencia de género afortunadamente ha cobrado y cobra cada vez más transcendencia y visibilidad en España, y en el mundo. Esto se pone de manifiesto en el aumento de recursos dirigidos a este fenómeno en los últimos años.
Ciclo de la violencia
Para poder entender mejor el fenómeno de violencia de género, resulta fundamental hacer alusión al Ciclo de la Violencia, elaborado por Lenore Walker. Según Walker, la relación violenta atraviesa tres fases cíclicas:
- Acumulación de la tensión, en la que van sucediendo circunstancias donde se advierte una mayor irascibilidad por parte del agresor, aumentan los conflictos, las respuestas agresivas, …
- Liberación de la tensión, fase en la que estalla la conducta violenta. Cuanta mayor es la tensión y necesidad de control, mayor la necesidad de liberación y mayor intensidad de la violencia.
- Luna de miel, o también conocida como fase de arrepentimiento, en la que el agresor se disculpa con la víctima, y se aprecia un cambio en el comportamiento en forma de regalos, detalles, cariño, etc. La presencia de este cambio explica, en algunas ocasiones, el mantenimiento de la relación, ya que la mujer puede interpretarlo como que el agresor ha cambiado, y todo se puede arreglar.
En síntesis, este ciclo explica la dinámica de la violencia física, ya que ésta aparece a lo largo de un continuo en la relación de pareja, precipitada por una percepción de pérdida de control y falta de sometimiento por parte de la víctima.
Consecuencias psicológicas
A continuación, aparecen algunas de las consecuencias psicológicas que pueden desarrollar las víctimas de violencia de género:
- Baja autoestima
- Depresión
- Sentimientos de rabia
- Culpabilidad
- Disfunciones sexuales
- Ansiedad
- Conductas adictivas
- Dificultades en las relaciones personales
- Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático, algunos autores equiparan estos síntomas a la categoría diagnóstica de TEPT
- Problemas de salud y alteraciones psicosomáticas
Intervención psicológica
En la ayuda psicológica a mujeres víctimas de violencia de género cobra aún más importancia el establecimiento de una vinculación positiva entre paciente y terapeuta. Resulta fundamental que la terapia se convierta en un espacio donde la mujer pueda sentirse libre de expresar sus sentimientos, y donde reciba apoyo incondicional y comprensión sin ser juzgada.
Resulta importante identificar la situación de la mujer, su demanda, situación, y sintomatología, y en base a ello adaptar la terapia.
Asimismo, es fundamental explorar la situación actual de la víctima en relación a los indicadores de peligrosidad, y riesgo de violencia, de cara a tomar las medidas oportunas en caso de que sea necesario.
A nivel general, el tratamiento psicológico con víctimas de violencia de género va dirigido a:
- Proporcionar psicoeducación sobre la toma de conciencia del maltrato en la relación de pareja
- Aportar información y asesoramiento sobre la violencia de género, recursos de ayuda y protección a nivel autonómico y estatal, etc.
- En caso de que la mujer siga en la relación, el trabajo se centra en promover la concienciación de estar siendo maltratada, y que la única solución es terminar la relación
- En caso de que se haya producido la ruptura, y la situación de la mujer sea estable es importante trabajar el malestar emocional derivado de la relación de maltrato, así como también reforzar la decisión de la ruptura y empoderar a la mujer
- Reducir el daño psicológico derivado del maltrato
- Fomentar la autonomía de la víctima y su red de apoyos a nivel social, económico, laboral y emocional, …
En síntesis, en los últimos años se ha aumentado la visibilidad de esta problemática, y se han incrementado las medidas de protección para este colectivo, así como también los recursos de atención a víctimas de violencia de género, donde la psicología tiene gran presencia y capacidad de ayuda. No obstante, aún queda mucho por hacer en este largo camino, sobre todo en la dirección de continuar incorporando medidas de prevención e intervención primaria de este fenómeno en el origen del mismo, la educación.
En conclusión, en el trabajo terapéutico con víctimas de violencia de género es fundamental la existencia de una vinculación emocional con la paciente, basada en el apoyo, comprensión, seguridad, y libertad de juicio para trabajar en la dirección de terminar y desvincularse de la relación de pareja, si aún sigue en la misma, y reducir el malestar derivado del maltrato.
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Pilar Martínez Castillo
Psicóloga Sanitaria en Psicólogos Retiro
Experta en Intervención Psicológica en Víctimas de Violencia de Género