Seleccionar un buen juguete no siempre es una tarea fácil

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Nos adentramos en el último mes del año 2019 organizando el bolsillo y la agenda en torno a las Navidades que se aproximan y los rituales que la acompañan. A los turrones, mazapanes y cenas familiares se suman los regalos, donde las familias invertirán una media de casi 400 € de su presupuesto en compras a sus seres queridos, siendo los pequeños y las pequeñas de la casa los principales destinatarios y destinatarias.  

Sin embargo, pese a que la mayor parte del dinero invertido en estas fechas va dirigido a la compra de juguetes infantiles, seleccionar un buen juguete no siempre es una tarea fácil. De esta manera, a través de este artículo pretendemos acercar a las familias algunas sugerencias que creemos pueden resultar especialmente útiles en el proceso: 

 Escucha y empatía

Cada familia es diferente y cada miembro de la familia es único. Es importante respetar las diferencias individuales y las características que nos hacen únicos y únicas. Lo que podría gustarle a un niño o niña no tiene por qué gustarle al otro (aunque se trate de hermanos, primos o vecinos). En este sentido, es importante escuchar lo que el niño o la niña quiere, sentarnos con él o con ella y hablar sobre ello, procurando no influir en sus decisiones, ni dirigirle hacia un regalo u otro, sino manteniendo una escucha activa y audándole en el proceso con preguntas que le lleven a reflexionar sobre el juguete deseado. Algunos ejemplos de preguntas adecuadas en este sentido podrían ser: ¿Dónde lo utilizarías?; ¿Con quién te gustaría compartirlo?; ¿Qué hace exactamente el juguete?; ¿Te gustaría que vayamos a una tienda para ver si realmente es como en la foto? 

También podemos contextualizar y explicarle dónde podría utilizarlo, o qué cosas puede hacer con el juguete: Con este juguete podrías hacer…sirve para…podrías llevarlo a…

Se trata de sentarse a hablar, compartir, conocer y mostrarse accesible, sin juzgar o condicionar su respuesta. Es un proceso que requiere tiempo previo compartido, que permite conocer realmente sus gustos y que además reduce las compras impulsivas de juguetes vistosos y económicos pero inadecuados. 

Juguetes y género

No existen juguetes de niños o juguetes de niñas, los juguetes no tienen género. Aunque muchos de los catálogos de juguetes han comenzado a tener en cuenta esta premisa, todavía nos encontramos en los anuncios de televisión y muchas tiendas físicas, secciones de juguetes sesgados: para niñas y para niños, reproduciendo los roles de género más arraigados en nuestra cultura. Como personas adultas, debemos comprender que los niños y niñas tienen derecho a jugar con los juguetes independientemente de su color, su forma, o su función lúdica o simbólica. Debemos escuchar lo que les gusta sin juzgarles, si es niño y le gustaría jugar con un set de cocina o de maquillaje debemos escucharlo, respetarlo y atenderlo. Al igual que si es niña y quiere jugar a los dinosaurios o a los coches, también es válido. Tampoco es malo que siendo niña quiera jugar con las muñecas, pero sí podemos comprometernos en buscar muñecas que rompan con esos roles de género tan arraigados, buscando, por ejemplo, muñecas futbolistas, científicas, cuentos donde las mujeres sean las superheroínas, etc. 

Educar en las emociones

Las personas adultas sabemos que la vida no siempre es como nos gustaría y nos sorprende constantemente con momentos de fracaso, pérdida e incertidumbre. Si educamos a los niños y niñas en un mundo irreal donde cada cosa que piden o desean la obtienen, estamos coartando el desarrollo de habilidades imprescindibles en su ciclo vital. Así, cuando un niño o niña se acostumbra a recibir siempre lo que quiere y además de manera inmediata, su tolerancia a la frustración desciende al mismo tiempo que crecen las probabilidades de conductas disruptivas y desafiantes. Es importante que, cuando nos sentamos a hablar para escoger un regalo, podamos ajustar expectativas: No todo lo que deseamos lo podemos obtener, seguramente los Reyes Magos o Papá Noel intentarán traerte lo que has pedido, pero no siempre traerán lo que deseas. Ello no tiene por qué implicar la pérdida de la ilusión, pero es importante ajustar expectativas y trabajar en la tolerancia a la frustración, hablando y reflexionando con un lenguaje adaptado a su edad y madurez. Podemos también educar en la tolerancia a la frustración si hacemos que espere su turno a la hora de darle los regalos o a la hora de jugar con un juguete compartido, juguetes que requieren cierta destreza y práctica para que el cometido del mismo salga bien, incluso juguetes donde haya posibilidades de perder turno/partida.

Por su parte, la ansiedad es una emoción que también está muy presente en estos momentos, fundamentalmente la noche de antes de los regalos. En este sentido es importante recordar que se trata de emociones válidas y frecuentes en esta época del año. Sin embargo, es importante ponerles nombre y lugar, es decir, psicoeducar en las emociones con el fin de que las comprendan y las sientan de una manera menos amenazante: ¿Qué sientes?; ¿Dónde lo sientes?; ¿Te sientes nerviosa/preocupada/ ilusionada…etc?; ¿Quieres que hagamos algo juntas para que te sientas un poco más tranquila/relajada?; Es normal que te encuentres ilusionada/nerviosa/alegre/preocupada, son días especiales donde hay una mezcla de emociones, pero aquí estoy para acompañarte y ayudarte a sentirte mejor.

Educar en valores:

No todos los regalos han de ser comprados ni han de ser juguetes: muchas veces experiencias compartidas en familia pueden ser una excelente opción. Algunas ideas en este sentido pueden ser: ir al cine, teatro, excursiones, etc, pues a pesar de tratarse de regalos efímeros, estos implican la participación de muchos miembros de la familia y de un tiempo compartido sumamente valioso. Otros regalos más allá de los juguetes son aquellos regalos que fomenten el deporte, el arte, los hobbies (clases de música, teatro, actividades deportivas grupales, etc)

-Los regalos pueden ser compartidos: a veces hacemos regalos de juguetes y los niños y niñas no se entretienen con ellos (aunque lo pidieran con muchas ganas). En lugar de enfadarnos con ellos por no jugar con los juguetes que se les ha regalado (a veces es imposible predecir la diversión que van a experimentar con un juguete hasta que lo tienen en la mano), podemos aprovechar para fomentar algunos valores como la solidaridad: compartir con otros niños y niñas, prestar regalos o donarlos, pueden ser algunos de los valores que podemos trabajar a través de estos juguetes que “no han funcionado” como nos habría gustado pero que tiene un valor añadido importante al permitirnos educar transversalmente en otro sentido.

– No ver el regalo como lo más importante, sino a la persona que nos lo regala y agradecer el habernos tenido en cuenta puede ser muy útil para despertar la empatía, el agradecimiento y la comunicación asertiva en la infancia.  

Evitar el exceso de regalos

No hay ningún estudio que demuestre que a mayor número de juguetes mayor y mejor desarrollo evolutivo del niño o la niña. Es importante hablar con la familia y poner en común esta situación ya que muchas veces el exceso de regalos es difícil de controlar. Establecer unas normas básicas familiares donde se consense el nº de juguetes, la finalidad de los mismos y la adaptación a las características físicas y psicológicas del momento vital en el que se encuentra el niño o la niña puede ser de gran ayuda. En este sentido, no son pocos los estudios que aluden a la regla de los 4 regalos según la cual los niños y las niñas no deberían recibir un número mayor de 4 regalos, los cuales se aconseja que se distribuyan de la siguiente manera:

  • Un regalo que pueda llevar o usar (ropa, zapatos, complementos o accesorios similares)
  • Un regalo relacionado con la lectura adaptado a su nivel
  • Un regalo que desee mucho para alimentar su ilusión
  • Un regalo que realmente necesite.

A lo largo de todo este artículo, se pretende visibilizar la idea de que es mucho más importante dar prioridad a la calidad frente a la cantidad. Facilitar la escucha, el acompañamiento y el cariño frente a la compra compulsiva e irreflexiva. Porque los niños y las niñas merecen recibir nuestros cuidados de una manera directa y clara, pero también de una manera transversal (que no menos importante) cuidadosa y comprometida con su bienestar psicológico. 

 

Autora: Paola Cerviño