“Adicciones comportamentales: La abstinencia sin sustancia química”

Gabriela PiedimonteBlog

Históricamente, cuando se hablaba de adicción, se hacía referencia a la adicción a las drogas, a finales del siglo XX, comenzó a diferenciarse un nuevo tipo de adicción cuya principal característica es la ausencia de sustancia (química), sino a actividades y comportamientos cotidianos, que provocan en el organismo efectos similares con respecto a tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia.

A este tipo de adicciones, se le conoce también como adiciones comportamentales, siendo las más conocidas, la ludopatía o adicción al juego, la adicción a las compras, al sexo o a las nuevas tecnologías (redes sociales, videojuegos, internet, móviles, etc.).

En este sentido, parece interesante señalar que, cualquier conducta placentera podría ser susceptible en función de su frecuencia, modo de uso, sensación de descontrol de desarrollar una adicción o un trastorno adictivo, ya que, suponen una dependencia a dicha conducta placentera, por lo que, acciones cotidianas como lavarse las manos, hacer deporte, podría derivar en un trastorno adictivo.

¿Cuándo puedo considerar que mi comportamiento es adictivo?

Se ha descubierto, que el elemento fundamental en todos los trastornos adictivos es la falta de control; es decir, el descontrol sobre lo que inicialmente era una conducta placentera, pero que, finalmente la vida de la persona gira en torno a dicha conducta, interfiriendo con ello en su vida tanto a nivel familiar, social como laboral (Fairburn, 1998).

La necesidad de repetir compulsivamente esa conducta, es lo que la convierte en adicción, y por consecuente, comienza a tener repercusiones dañinas o perjuicios en la vida de la persona, que no logra parar de repetir dicha conducta.

En este sentido, el aspecto clave de la adicción comportamental, no sería tanto la conducta que se lleva a cabo como la relación que se establezca con ella. Lo esencial, es la pérdida de control sobre la actividad o conducta que se lleva a cabo, y su continuidad a pesar de las consecuencias adversas que provoca.

¿Cuáles son los efectos que provocan las adicciones comportamentales?

Se han identificado características comunes entre los efectos que producen en el organismo las adicciones comportamentales con respecto a las adicciones con sustancia. En este sentido, dentro de los efectos más comunes, se encuentran la tolerancia o una necesidad mayor de repetir con más frecuencia la conducta, el síndrome de abstinencia, el craving o deseo irresistible, así como, la interferencia de la actividad con respecto a otras áreas de la vida de la persona.

¿Existen factores psicológicos de predisposición?

Se han encontrado factores de personalidad o estados emocionales que se relacionan con una mayor vulnerabilidad psicológica a las adicciones: impulsividad, intolerancia a estímulos displacenteros tanto físicos (dolores, insomnio, fatiga, etc.) como psíquicos (preocupaciones, disgustos, responsabilidad, etc.); y la búsqueda exagerada de sensaciones nuevas.

En otras ocasiones el factor predisponente, corresponde a la falta de afecto consistente, el cual, se intenta suplir con sustancias químicas o actividades/conductas sin sustancias.

En este sentido; ¿Cuándo he de pedir ayuda?

Entro los primeros síntomas que aparecen, son aquellos que alteran los hábitos de la persona, incluyendo el aislamiento (estando acompañado o en soledad), bajo rendimiento académico o laboral, existencia de una actividad concreta que toma mayor relevancia con respecto a las otras, cambios de humor, malestar físico, psicológico o social  en caso de no poder ejercer dicha conducta o actividad, lo que conduce al aumento de la frecuencia en la que se realiza la actividad, llevando con ello, a una pérdida de control sobre la misma.

Es importante señalar que, existen una recurrencia menor con respecto a la incidencia en consulta terapéutica, de adicciones comportamentales con respecto a las adicciones químicas, siendo bastante habitual la combinación de ambas; es decir, por ejemplo la adicción al juego se asocia principalmente con el tabaquismo y el alcohol, emparejándose por otro lado, la adicción al trabajo con el consumo de estimulantes.

¿Cómo es el tratamiento psicoterapéutico de las adicciones comportamentales?

Teniendo en cuenta que, no todas las adicciones son iguales, y mucho menos las conductas llevadas a cabo por las personas, en primera instancia, es importante trabajar sobre el aprendizaje de respuestas para afrontar de un modo adecuado situaciones de riesgo para la persona; control de estímulos. Este paso, siempre es necesario en el tratamiento, el cual se refiere fundamentalmente a la evitación de los estímulos asociados a la conducta de la cual no se tiene control. A medida que el tratamiento avanza, el control sobre dichos estímulos es menos estricto, pudiéndose pasar a una segunda fase de exposición programada a las situaciones de riesgo (Echeburúa, 1999).

Es importante señalar que, el tratamiento que se lleve a cabo ha de estar enfocado desde una perspectiva bio-psico-social, en la que se tenga en cuenta factores biológicos y psicológicos de la persona, así como su familia y entorno social, abordando de este modo, las necesidades únicas de cada paciente y pudiendo con ello, adaptarse a sus circunstancias individuales.

¿El objetivo terapéutico es el mismo con independencia a la conducta adictiva?

Es importante señalar que, no todas las adicciones comportamentales se trabajan con el mismo objetivo terapéutico, en algunos casos, el objetivo será la abstinencia total de la conducta, como podría ser la adicción al juego, pero dicha abstinencia, no podría ser planteable en los mismos términos en el caso de conductas adictivas como el trabajo, hablar por el móvil, comer, etc. El objetivo en estos casos debe focalizarse en el reaprendizaje del control de la conducta.

Como punto final señalar que, todas las adicciones tienen una importante repercusión en la vida de quienes las sufren, así como en la vida de todas las personas que les rodean, es por ello que, es importante no pasar por alto cuando se comienzan a tener indicios de pérdida de control sobre una determinada conducta/actividad, la cual en un principio era placentera pero que, poco a poco ha ido dominando la dinámica sobre la que giran el resto de actividades.

 

Referencias

Echeburúa, E. (1999). ¿Adicciones… sin drogas? Las nuevas adicciones (juego, sexo, comida, compras, trabajo, Internet). Bilbao: Desclée de Brouwer.

Fairburn, C. (1998). La superación de los atracones de comida. Barcelona: Paidós. El reto de las nuevas adicciones: objetivos terapéuticos y vías de intervención

 

Marta Narro

Psicóloga clínica en Psicólogos Retiro